martes, 20 de diciembre de 2011

Calladas Rebeldías


“Quien no lo sepa es hora de que lo aprenda: todos los apodos tienen su historia y su porqué. Y son cabales, precioso y aun exactos en su origen, como producto que lo son de sagaz sabiduría popular”.


Calladas rebeldías no deja de ser en cierto modo la vida del “Tío Cigüeño”, mozo soriano que vive los primeros años del siglo XX, muriendo al principio de la guerra civil. Situar una novela en esos años te permite contar una vida que ya no conocemos, que como mucho hemos oído en los labios de los abuelos al calor de la lumbre junto al café de puchero. Carmelo Romero nos lleva a ese entonces desde el ahora, con una prosa decimonónica. Nos enfrenta al un mundo apenas recordado, al temido servicio militar en colonias, al pago a cambio de ir a la mili, al pueblo explotado, no enseña los dientes del hambre, nos habla de un pícaro que sobrevive como puede porque cuando el hambre aprieta uno hace cualquier cosa para seguir vivo. Nos habla de caciques y compra de votos, algo común que se somete en el pueblo a votación. Nos habla de la república en un pueblo pequeño en el que no tiene la misma trascendencia que la proclamación en Madrid o Barcelona.

Nos presenta la vida desde el bando de los perdedores, el “Tío Cigüeño”  es un hombre pobre que vive trabajando desde bien pequeño, pero también es un luchador y creo que en la lucha es dónde encontramos la simpatía por el personaje y sus circunstancias. Nos lleva por caminos de Soria que podían ser también otros, los caminos de Zaragoza o Teruel. Nos habla de las pequeñas miserias de gentes que vivían de un modo diferente al que vivimos ahora pero que nos recuerda el sabor del queso fuerte y el olor de la lumbre en la ropa. Nos habla de la integridad de un hombre que acabo siendo alcalde en la república y del cambio político que recuerda en cierto modo a Lampredusa y su Gatopardo “Todo cambia para quedar siempre igual”. Porque los cambios políticos son eso, cambios para ser lo mismo al final y los hombres siguen sometidos a la sinrazón del político que compra votos o al que te gobierna. Nos habla de tierra perdida y lugares olvidados, de sitios desconocidos, de sensaciones desconocidas para la mayoría hoy en día. ¿Mis hijas entenderán este libro? Lo dudo. Incluso a mí me cuesta mucho entender que eso sucedía. Porque pese al cambio para quedar igual hemos cambiado, hemos evolucionado. El siglo XX ha supuesto un tremendo cambio y ahora cualquiera puede llegar a obtener cualquier trabajo al que aspire.

Nos narra la vida desde la sabiduría popular. ¿Desean ustedes coger de la mano al Tío Cigüeño y recuperar la memoria de un tiempo pasado? Pues ya saben, abran el libro y lean. Estoy segura que no le va a decepcionar.

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