-¿Pero tú crees que sin guardia civil se podría sujetar a la gente? Hay mucha maldad en el mundo.
-No lo creo.
-¿Y la gente de las cuevas?
-En lugar de traer guardia civil, se podían quitar las cuevas, Mosén Millán.
Réquiem
por un campesino español es una novela del aragonés Ramón J. Sender.
Nació en Chalamera, Huesca en febrero de 1901 y falleció en el exilio en
San Diego en 1982. Conocer la vida de Sender permite en parte conocer
su obra. O viceversa. Su obra, Crónicas del Alba o Réquiem por ejemplo,
son fiel reflejo de su vida.
La
novela con el nombre de Mosén Millán se publicó en México en 1953 y no
es hasta en 1960 cuando toma su nombre actual. La novela, cortita, es un
hilo de disquisiciones del cura en la misa de Réquiem por Paco , el del
Molino. Recorremos desde la memoria de Mosén Millán la vida de Paco. Y
en él nos encontramos a un héroe trágico, sabemos de su muerte desde el
principio, ligada a la contienda civil en España y a través de sus ojos
vemos su idealismo, las ganas de cambio en la República, la situación
política de un pueblo. Algo que quizá Sender vivió en sus carnes, que le
contaron, que sufrió en el campo de concentración en el que fue
recluido al final de la guerra.
Conocer
al autor es conocer la obra en este caso.Y conociendo las ideas de
Sender, su marcha al exilio, su implicación republicana puede uno ver la
novela con otros ojos, entender la critica a la Iglesia, las
tribulaciones y arrepentimientos de Mosén Millán, la culpa cercana, las
ideas por debajo de la humanidad. Y en el fondo fue eso la guerra, no
tanto las ideas como las traiciones, no tanto el hacer algo porque
creías en ello sino tomar un bando por tu nombre y morir por él, de
forma estúpida, quizá. O simplemente ser traicionado por alguien que
crees que jamás te traicionará y el traidor no toma conciencia de lo que
va a pasar. Es algo que sucedió, es algo que nos cuenta Sender con
melancolía, incluso con cariño. Y es en sus líneas en las que descubres
una historia cercana, triste y creíble. Cuando lo leí por primera vez no
sabía nada de la guerra civil, ahora, cuando el tiempo ha pasado sé
mucho más. Pero no por eso deja de enternecerme esta historia, conocida,
sesgada, pero tan real en mis ojos como cuando lo leí con dieciocho
años.
Supongo que casi todos la
conocen, pero no está mal recuperarla. Entender a Mosén Millán, su
orgullo también, y ver desde sus ojos la vida del campesino antes de la
República y después, durante la guerra. Ver que siempre hay gente que
saca tajada porque saben moverse con unos y otros. Y descubrir que las
revoluciones como decía el gatopardo suceden para que todo siga igual.
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